IMPORTANTE

Este semanario, por cuestiones de tiempos de vida restringidos por parte del autor, está momentaneamente suspendido. Sin embargo, en http://www.socioperiodismo.blogspot.com/ se puede leer el nuevo periódico publicado recientemente. ¡Gracias!

ENTREVISTA EXCLUSIVA



En esta oportunidad, a falta de alguien o algo mejor, entrevistamos a Juan Pablo Alba, autor intelectual de ese crimen cultural denominado EL GRITO. Es decir, yo me voy a entrevistar a mí mismo. Veamos que tengo para contarme.

- Antes que nada, te comento que te hacía menos fachero, pero veo que sos un tipo pintón. Comentame: ¿Qué es EL GRITO?
- EL GRITO es un semanario que publica aquellas noticias que nunca llegan a las radios, ni a los periódicos, ni a la televisión. Todo suceso de la vida es maravilloso y digno de ser analizado, por mas pequeño que sea. Eso intentamos rescatar en este semanario. Creemos que son los detalles los que pintan el cuadro.
- Veo que también sos muy inteligente. ¿Cómo se estructura tu genial semanario?
- La idea es rescatar a los héroes urbanos, esos sujetos que pasan inadvertidos para la mayoría, pero representan el 90% de la población mundial, aunque nunca llegarán a ser famosos o a salir en los medios, exceptuando los accidentes y los obituarios, claro está. Queremos publicar un hecho trascendente por día, seguido de una pésima reflexión sobre el tema abordado, mas una columna libre de opinión realizada con criterios poco serios. Es una actividad más parecida a la literatura que al periodismo.
- ¿Intentas reflejar otro lado de la realidad? ¿Cómo si la vida se tratara de espejos dentro de espejos que muestran infinitos puntos de vista?
- La realidad es mucho más de lo que se puede mostrar de ella. Todos los hechos y noticias narrados en este semanario son ficticios, pero están basados en sucesos reales. ¿A quién le importa si es verdad? Lo importante es la reflexión que saquemos de ellos. Todos los medios mienten, por que la realidad, tal cual es, es imposible de transmitir. Eso en el caso de que la realidad exista.
-¿Estás diciendo que la realidad no existe?
- Estoy diciendo que quizás nada exista, ni siquiera vos o yo, o el lector. Quizás solo seamos la necesidad de existir creada por el sueño de un Dios oligofrénico y senil. En cuanto nadie lea esta entrevista, deja de existir. En el segundo que terminen estas palabras, el lector de la entrevista es el que deja de existir.

domingo, 26 de agosto de 2007

OPINIÓN LIBRE

Mascotas del miedo

Hoy en día, cuando veo a un niño que, por milagro, no está encerrado entre paredes jugando videojuegos o hipnotizado en Internet, pasea o juega en las calles, siento un miedo terrible por su seguridad, porque entre tantos males que nos abaten actualmente, hay algunos que nos convierten en mascotas y víctimas de nuestro propio miedo e irracionalidad.
La vida en sociedad, para su normal funcionamiento, cuenta con deberes y obligaciones. Cada uno tiene derecho a ser feliz a su manera, haciendo uso de su libertad según los dictámenes de su propia razón. Tampoco debemos olvidar que nuestra libertad termina donde comienza la de los demás.
¿Qué sucede con la posesión de mascotas? ¿Es ético esclavizar a los animales según la decisión arbitraria del hombre? ¿Debe estar permitida la posesión de estas dentro de los límites de los centros urbanos?
Dejando de lado planteos éticos-filosóficos sobre la libertad animal, consideremos su situación en las ciudades. Lamentablemente, nuestra educación deja mucho que desear en cuanto a nuestra manera de tratar las mascotas. No solo nos referimos aquí a los casos de maltrato y abandono, sino también al desinterés por la vida de nuestros vecinos. Son múltiples los aspectos en que la posesión de una mascota (principalmente los perros) pueden alterar el orden de una sociedad: ruidos molestos, plazas, parques, calles y veredas sucias, y el peor de todos los males: niños atacados ferozmente.
Querido conciudadano: si usted no está mentalmente apto para hacerse cargo de una mascota, no la tenga. Yo sé que es un hábito muy lindo y burgués, pero no estamos capacitados, como sociedad, para poseerlos. “Pero si nunca había mordido ha nadie…” siempre este tipo de justificaciones llegan cuando ya no son necesarias, es decir, tarde. Nadie le devuelve la mano a un niño atacado por un animal “doméstico”.
La moda muchas veces impone las más grotescas estupideces, y actualmente, poseer un perro grande, malo, de dientes filosos, musculatura gigante y rasgos agresivos está visto como un símbolo de poder, de estatus, de masculinidad. Con un sólo caso de ataque de estos animales, es suficiente para tomar medidas y erradicarlos de la sociedad.
No deberían ser necesarias, en este aspecto, la imposición de medidas legales. Nuestro sentido común, ese que algunos dicen ser el menos común de todos, la utilización de nuestra razón, arribará a estas mismas conclusiones, y la imposición de actitudes que puedan remediar esta situación surgirá de nuestra propia ética.
La culpa no es de los “Dobermans”, o de los “boxers”, sino de nosotros, los propios seres humanos, que no sabemos como tratar estos animales ni como convivir pacíficamente con nuestros vecinos dentro de los límites de la fraternidad y la tolerancia. La seguridad de todos, es una responsabilidad de todos.

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