“Choripanero del Parque San Martín faltó a su actividad laboral cotidiana”
Aunque suene increíble, este domingo por la noche no se hizo presente en su habitual puesto de trabajo el conocido choripanero que se desempeña con maestría frente al servicio de guardia del Hospital Pablo Soria. Los médicos de guardia, los enfermeros, las familias cercanas al lugar y los chuteros de la punta del parque lo extrañamos con gran nostalgia.
“Constancia Laboral”
Si existe un ser humano que trabaja con constancia, que cumple su función con honor y responsabilidad, es el viejo sacrificado que vende choripanes en el parque San Martín. Algunas noches acompañado por su familia, otras por su señora, por su perro o inclusive en soledad, este héroe urbano pasa las horas de la madrugada sentado en su banquito, y no se retira hasta que vende hasta el último chorizo que preparó para ese día, a pesar del frío, del calor, de los mosquitos o lo que fuere. El hombrecito trabajador, gracias a su perseverancia, logra mantener a su hijo estudiando en la provincia de Córdoba, quién en épocas de vacaciones, ayuda a su padre a atender el negocio familiar. Y pensar que yo a veces me quejo de que tengo sueño o estoy cansado, cuando no tengo las agallas ni para lograr la mitad de lo que este ejemplo de vida.
Aunque suene increíble, este domingo por la noche no se hizo presente en su habitual puesto de trabajo el conocido choripanero que se desempeña con maestría frente al servicio de guardia del Hospital Pablo Soria. Los médicos de guardia, los enfermeros, las familias cercanas al lugar y los chuteros de la punta del parque lo extrañamos con gran nostalgia.
“Constancia Laboral”
Si existe un ser humano que trabaja con constancia, que cumple su función con honor y responsabilidad, es el viejo sacrificado que vende choripanes en el parque San Martín. Algunas noches acompañado por su familia, otras por su señora, por su perro o inclusive en soledad, este héroe urbano pasa las horas de la madrugada sentado en su banquito, y no se retira hasta que vende hasta el último chorizo que preparó para ese día, a pesar del frío, del calor, de los mosquitos o lo que fuere. El hombrecito trabajador, gracias a su perseverancia, logra mantener a su hijo estudiando en la provincia de Córdoba, quién en épocas de vacaciones, ayuda a su padre a atender el negocio familiar. Y pensar que yo a veces me quejo de que tengo sueño o estoy cansado, cuando no tengo las agallas ni para lograr la mitad de lo que este ejemplo de vida.
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