“Conflicto familiar es desatado a causa de mal servicio ofrecido por empresa multinacional”
Una familia se batió a golpes en la madrugada de este martes 11 a causa de una discusión ocasionada por el mal funcionamiento de un electrodoméstico. Los grupos enfrentados estaban conformados por los miembros de la misma que defendían las tramposas pautas de garantía, pago y devolución del producto impuestas por la multinacional, y el sector restante de la familia que pacíficamente proponía devolver el fallido producto y partirle la cabeza al dueño de la empresa a martillazos. Los grandes mercaderes no solo nos dominan y nos usan, sino también nos dividen.
“Sometidos y divididos”
Las grandes empresas no sólo nos venden millones de inútiles productos que desesperadamente consumimos, sino que además nos compran la opinión. “Disculpe señor, pero si el televisor que usted compró ayer ya no funciona, no se lo podemos cambiar, debe llevarlo a NUESTRO técnico (que es único autorizado en ver el aparato o sino caduca automáticamente la garantía) y si él no lo arregla, recién la autorizamos el canje, esa es la política de la empresa” “AHHH, disculpe las molestias, ¿Dónde queda el taller de ese técnico?”. ¡IMBÉCILES! La política de las empresas nunca pueden estar por sobre los derechos de los consumidores. La respuesta correcta hubiera sido la siguiente: “¡¿Llevarlo al técnico?! ¡Ya mismo me lo cambia por otro NUEVO y que funcione! ¡Nada de arreglos o le prendo fuego a todo este local de mierda!”, o alguna respuesta parecida, pero lo importante es que denote que no estamos dispuestos a dejarnos pisotear. El que nos vende algo no nos hace un favor a nosotros, sino por el contrario, está para servirnos y atender nuestras inquietudes. Pagamos precios carísimos, nos dejamos estafar, compramos artículos inservibles y a la hora de los reclamos, terminando por defender a quién nos hostiga. El sistema es perfecto: hasta nuestro cerebro es de ellos.
Una familia se batió a golpes en la madrugada de este martes 11 a causa de una discusión ocasionada por el mal funcionamiento de un electrodoméstico. Los grupos enfrentados estaban conformados por los miembros de la misma que defendían las tramposas pautas de garantía, pago y devolución del producto impuestas por la multinacional, y el sector restante de la familia que pacíficamente proponía devolver el fallido producto y partirle la cabeza al dueño de la empresa a martillazos. Los grandes mercaderes no solo nos dominan y nos usan, sino también nos dividen.
“Sometidos y divididos”
Las grandes empresas no sólo nos venden millones de inútiles productos que desesperadamente consumimos, sino que además nos compran la opinión. “Disculpe señor, pero si el televisor que usted compró ayer ya no funciona, no se lo podemos cambiar, debe llevarlo a NUESTRO técnico (que es único autorizado en ver el aparato o sino caduca automáticamente la garantía) y si él no lo arregla, recién la autorizamos el canje, esa es la política de la empresa” “AHHH, disculpe las molestias, ¿Dónde queda el taller de ese técnico?”. ¡IMBÉCILES! La política de las empresas nunca pueden estar por sobre los derechos de los consumidores. La respuesta correcta hubiera sido la siguiente: “¡¿Llevarlo al técnico?! ¡Ya mismo me lo cambia por otro NUEVO y que funcione! ¡Nada de arreglos o le prendo fuego a todo este local de mierda!”, o alguna respuesta parecida, pero lo importante es que denote que no estamos dispuestos a dejarnos pisotear. El que nos vende algo no nos hace un favor a nosotros, sino por el contrario, está para servirnos y atender nuestras inquietudes. Pagamos precios carísimos, nos dejamos estafar, compramos artículos inservibles y a la hora de los reclamos, terminando por defender a quién nos hostiga. El sistema es perfecto: hasta nuestro cerebro es de ellos.
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