“vendedor de globos rota de esquina buscando fortuna”
Un pintarrajeado vendedor de globos, diestro en el arte de robarle cada día algunas monedas a esta jodida vida, este lunes por la noche cambió constantemente de esquina, intentando atrapar la mayor cantidad de potenciales clientes. Basado en los estudios de mercadeo de su propio corazón y guiado por el hambre de su intuición, recorrió con la cabeza gacha la mayoría de las calles del casco céntrico de nuestra ciudad, sabiéndose en contra del verdugo horario comercial, que de llegar a su fin, posiblemente causaría que otra vez regrese a su hogar sin un pedazo de pan para ofrecerle a sus hijos.
Luchando por vivir
Irónicamente pintado de payaso, este trabajador sale a las calles de Jujuy a ganarse el pan día a día. Y como él, hay millones. Millones de niños que no saben si esta noche cenarán, si al día siguiente almorzarán, si papá volverá al hogar. La inestabilidad asedia nuestras existencias, oprimiéndonos, sofocándonos, neurotizándonos hasta la mortalidad. El payaso, que ríe por fuera pero llora por dentro, arrastra una sombra de angustia tras sus pasos, que concentra millones de años de ficticia evolución. Siglo XXI, tecnología, ciencia, información, celulares por doquier; es inadmisible que haya, aunque sea, solo un niño que muera de hambre. Todos luchamos por vivir. A algunos nos tocó fácil, a otros, imposibles batallas que no dejan de sucederse durante su vida cotidiana.
Un pintarrajeado vendedor de globos, diestro en el arte de robarle cada día algunas monedas a esta jodida vida, este lunes por la noche cambió constantemente de esquina, intentando atrapar la mayor cantidad de potenciales clientes. Basado en los estudios de mercadeo de su propio corazón y guiado por el hambre de su intuición, recorrió con la cabeza gacha la mayoría de las calles del casco céntrico de nuestra ciudad, sabiéndose en contra del verdugo horario comercial, que de llegar a su fin, posiblemente causaría que otra vez regrese a su hogar sin un pedazo de pan para ofrecerle a sus hijos.
Luchando por vivir
Irónicamente pintado de payaso, este trabajador sale a las calles de Jujuy a ganarse el pan día a día. Y como él, hay millones. Millones de niños que no saben si esta noche cenarán, si al día siguiente almorzarán, si papá volverá al hogar. La inestabilidad asedia nuestras existencias, oprimiéndonos, sofocándonos, neurotizándonos hasta la mortalidad. El payaso, que ríe por fuera pero llora por dentro, arrastra una sombra de angustia tras sus pasos, que concentra millones de años de ficticia evolución. Siglo XXI, tecnología, ciencia, información, celulares por doquier; es inadmisible que haya, aunque sea, solo un niño que muera de hambre. Todos luchamos por vivir. A algunos nos tocó fácil, a otros, imposibles batallas que no dejan de sucederse durante su vida cotidiana.
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