“Niños hambrientos son ignorados estelarmente en heladería céntrica de nuestra ciudad”
En la tarde del pasado viernes, unos niños notablemente carenciados, ingresaron a mendigar algo de amor en una heladería del centro de San Salvador. Cómo suele suceder comúnmente, fueron totalmente ignorados, por vergüenza ajena, por machismo, o por estupidez quizás. Me apena confesar que yo fui uno de ellos.
"Fantasmitas de Canterville"
El Fantasma de Canterville es un genial cuento del escritor Irlandés Oscar Wilde. En él narra la historia de un fantasma que no podía asustar: sus intentos de espantar a los habitantes de su hogar eran ignorados por todos. También el título se corresponde con una genial canción de Charly García, popularizada por León Gieco. Me asusta mucho y me entristece aún mas, saber que la cantidad de niños a los que este sistema les roba la niñez se multiplica. Cuando los veo acercarse a mí, con sus ojitos de compasión y sus pisaditas de vergüenza, lamentablemente la angustia me paraliza. Caminan entre la gente como fantasmas urbanos y nadie los quiere ver, parafraseando a Karma Sudaka. Yo prometo luchar contra mi angustia la próxima que tenga la oportunidad de hacerlo, para no permitir que la inacción me convierta en un cómplice más de su hambre. Todos somos responsables por los niños que mueren de frío en las calles, por los niños que son explotados, por los niños a los que les roban los sueños. Prométame usted, señor lector, que hará lo mismo, si es que todavía queda algo de amor en los grises corazones de los seres humanos.
En la tarde del pasado viernes, unos niños notablemente carenciados, ingresaron a mendigar algo de amor en una heladería del centro de San Salvador. Cómo suele suceder comúnmente, fueron totalmente ignorados, por vergüenza ajena, por machismo, o por estupidez quizás. Me apena confesar que yo fui uno de ellos.
"Fantasmitas de Canterville"
El Fantasma de Canterville es un genial cuento del escritor Irlandés Oscar Wilde. En él narra la historia de un fantasma que no podía asustar: sus intentos de espantar a los habitantes de su hogar eran ignorados por todos. También el título se corresponde con una genial canción de Charly García, popularizada por León Gieco. Me asusta mucho y me entristece aún mas, saber que la cantidad de niños a los que este sistema les roba la niñez se multiplica. Cuando los veo acercarse a mí, con sus ojitos de compasión y sus pisaditas de vergüenza, lamentablemente la angustia me paraliza. Caminan entre la gente como fantasmas urbanos y nadie los quiere ver, parafraseando a Karma Sudaka. Yo prometo luchar contra mi angustia la próxima que tenga la oportunidad de hacerlo, para no permitir que la inacción me convierta en un cómplice más de su hambre. Todos somos responsables por los niños que mueren de frío en las calles, por los niños que son explotados, por los niños a los que les roban los sueños. Prométame usted, señor lector, que hará lo mismo, si es que todavía queda algo de amor en los grises corazones de los seres humanos.
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