¿Destino?
Antes de comenzar con el relato, quiero aclarar mi escepticismo radical ante el concepto “destino” que maneja la mayoría. Hecha esta aclaración, vamos a lo que nos compete.
Eran alrededor de las tres de la madrugada, y Pablo manejaba en dirección a la casa de Hernán. Llegando al cruce de ruta en el Acceso Sur a nuestra provincia, a metros de la famosa entrada hacia Acrópolis Megadisco, el auto se nos apagó misteriosamente. Gracias al impulso que nos quedaba y los ágiles reflejos del conductor, pudimos orillarnos en la banquina. El motor se había apagado repentinamente, sin aparente razón. Pablo intentó dar arranque un par de oportunidades, pero el coche no reaccionaba. Mientras buscábamos una explicación del hecho que nos aportara datos para una posible solución del problema, miramos hacia el frente y notamos que un camión se dirigía, en contramano, por la misma ruta que nosotros deberíamos haber transitado. El inmenso rodado ingresó en la estación de gas que se encuentra al borde del camino. Al instante Pablo Intentó nuevamente arrancar el vehículo, lográndolo esta vez. Nunca supimos porqué se apagó nuestro motor ni porqué se negó a arrancar hasta que el camión no representó peligro para nosotros. Lo que si sabemos es que algunos ni notaron el hecho, otros hablaban de casualidades, otros de mágicos milagros. Yo prefiero una posición razonable, que no juzga el hecho pero agradece que haya sucedido así, dejando una ventana abierta a lo misterioso dentro de los cimientos de mi razón.
Antes de comenzar con el relato, quiero aclarar mi escepticismo radical ante el concepto “destino” que maneja la mayoría. Hecha esta aclaración, vamos a lo que nos compete.
Eran alrededor de las tres de la madrugada, y Pablo manejaba en dirección a la casa de Hernán. Llegando al cruce de ruta en el Acceso Sur a nuestra provincia, a metros de la famosa entrada hacia Acrópolis Megadisco, el auto se nos apagó misteriosamente. Gracias al impulso que nos quedaba y los ágiles reflejos del conductor, pudimos orillarnos en la banquina. El motor se había apagado repentinamente, sin aparente razón. Pablo intentó dar arranque un par de oportunidades, pero el coche no reaccionaba. Mientras buscábamos una explicación del hecho que nos aportara datos para una posible solución del problema, miramos hacia el frente y notamos que un camión se dirigía, en contramano, por la misma ruta que nosotros deberíamos haber transitado. El inmenso rodado ingresó en la estación de gas que se encuentra al borde del camino. Al instante Pablo Intentó nuevamente arrancar el vehículo, lográndolo esta vez. Nunca supimos porqué se apagó nuestro motor ni porqué se negó a arrancar hasta que el camión no representó peligro para nosotros. Lo que si sabemos es que algunos ni notaron el hecho, otros hablaban de casualidades, otros de mágicos milagros. Yo prefiero una posición razonable, que no juzga el hecho pero agradece que haya sucedido así, dejando una ventana abierta a lo misterioso dentro de los cimientos de mi razón.